PESCADOS Y MARISCOS
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CLASE 4
COCINA MEDITERRANEA
Cocina Mediterránea: La Esencia de Pescados y Mariscos con Sabor a Sol y Mar

La cocina mediterránea es mucho más que un estilo culinario; es una filosofía de vida que celebra los productos frescos, locales y de temporada, con un énfasis particular en el pescado, los mariscos, el aceite de oliva virgen extra, las verduras frescas, las hierbas aromáticas y los cereales integrales. Es una dieta reconocida mundialmente por sus beneficios para la salud y, sin duda, es una de las maneras más deliciosas de disfrutar de los tesoros del mar. Su sencillez aparente esconde una profunda sabiduría en la combinación de ingredientes que realzan el sabor natural de los pescados y mariscos, permitiéndoles ser los verdaderos protagonistas del plato. Las técnicas de cocción suelen ser ligeras y respetuosas, buscando preservar la jugosidad y la ternura de estos delicados ingredientes, lo que la convierte en una opción ideal para quienes buscan sabores puros y auténticos.
Dentro de este vasto universo, el Pescado a la Sal es una técnica ancestral y sorprendentemente sencilla que encapsula la esencia de la cocina mediterránea. Su magia reside en la capa de sal gruesa que envuelve completamente el pescado, creando un "horno" natural que cocina el pescado de manera uniforme, lo sella herméticamente y, lo más importante, retiene todos sus jugos y aromas. Contrario a lo que se podría pensar, el resultado no es un pescado excesivamente salado, sino uno increíblemente tierno, jugoso y con un sabor puro a mar, ya que la sal solo absorbe la humedad superficial y crea una costra protectora. Para esta preparación, se prefiere utilizar pescados enteros de carne blanca, como la lubina, la dorada, la merluza o el pargo, que tengan escamas y piel intactas para proteger la carne de la sal directa. El proceso implica cubrir generosamente el pescado, previamente eviscerado pero sin desescamar, con una gruesa capa de sal marina gruesa, que puede humedecerse ligeramente con agua o clara de huevo para que forme una costra más sólida. Se hornea a alta temperatura hasta que la sal se endurece, formando un caparazón. Al romper esta costra al salir del horno, el aroma que se desprende es embriagador, y la carne del pescado se desliza fácilmente de las espinas, revelando una textura sedosa y un sabor inigualable. A menudo, se introducen hierbas aromáticas como tomillo, romero o rodajas de limón dentro de la cavidad del pescado antes de cubrirlo con sal, infundiendo sutiles notas aromáticas que complementan su sabor natural.
Otra preparación emblemática y de gran tradición es el Pescado a la Espalda, una técnica de cocción a la plancha o al horno que permite que la piel del pescado quede crujiente mientras la carne se mantiene jugosa. El término "a la espalda" se refiere a la forma en que el pescado se abre por la mitad, de lomo a vientre, como un libro, pero sin separar las dos mitades por completo, dejando la espina central intacta. Una vez abierto, el pescado se cocina con la piel hacia abajo, permitiendo que el calor la dore y la vuelva crujiente. Es común realzar su sabor con un sofrito rápido de ajo laminado, guindilla (opcional para un toque picante) y un buen chorro de aceite de oliva virgen extra, vertido caliente sobre el pescado justo antes o después de la cocción. Esta técnica es ideal para pescados de tamaño mediano a grande, como la dorada, la lubina o la pescadilla, ya que permite que el calor penetre de manera uniforme y que la piel se dore perfectamente, aportando un contraste delicioso de texturas. La sencillez de esta preparación la convierte en un pilar de la cocina de playa y de taberna en toda la costa mediterránea, donde la calidad del producto es el centro de atención.
Pero si hay un plato que personifica la riqueza y la diversidad de los sabores mediterráneos del mar, esa es la Paella de Mariscos. Más allá de ser un plato de arroz, la paella es un lienzo culinario donde los ingredientes frescos y la maestría en la cocción se unen para crear una sinfonía de sabores y texturas. El corazón de una buena paella de mariscos reside en dos elementos cruciales: un caldo de pescado o fumet casero de alta calidad y un sofrito cuidadosamente elaborado. El fumet, hecho con cabezas, espinas y cáscaras de mariscos, es el alma líquida de la paella, aportando una profundidad de sabor marino que el agua por sí sola nunca podría ofrecer. Un buen fumet es la base para que el arroz absorba un sabor intenso desde el primer momento.
El sofrito, por su parte, es el pilar aromático. Se elabora con ajo, cebolla, tomate rallado o triturado, y a menudo pimientos (verde o rojo) picados finamente, cocinados lentamente en aceite de oliva hasta que caramelicen y desarrollen un sabor concentrado y dulce. A este sofrito se incorporan los mariscos, que pueden variar enormemente: langostinos, gambas, calamares, mejillones, almejas, cigalas... cada uno aportando su particular textura y sabor. La elección de los mariscos debe ser acorde a la temporada y la frescura disponible. Es común saltear primero los mariscos más grandes (como langostinos o calamares) para sellarlos y reservarlos, y luego añadirlos de nuevo al final para que no se cocinen en exceso.
Una vez que el sofrito está listo y los mariscos preparados, se añade el arroz, preferentemente una variedad de grano redondo como el arroz bomba o senia, que absorbe bien el líquido y mantiene su consistencia sin pasarse. El arroz se nacara o se saltea brevemente con el sofrito antes de añadir el caldo caliente y el azafrán, que no solo le da su característico color dorado, sino también un aroma inconfundible. La cocción del arroz es un arte en sí mismo: debe cocinarse a fuego medio-alto inicialmente, permitiendo una ebullición constante para que el arroz absorba el caldo de manera uniforme. El punto del arroz es crítico: debe quedar tierno pero con un ligero "al dente" en el centro, y lo ideal es que se forme un "socarrat" en el fondo, una capa crujiente y tostada que es la delicia de muchos comensales. Los mariscos reservados se disponen artísticamente sobre el arroz durante los últimos minutos de cocción o justo al finalizar, para que se terminen de cocinar con el vapor y se mantengan jugosos. La paella de mariscos es más que un plato; es un rito social, una celebración de la gastronomía mediterránea que reúne a las personas en torno a una explosión de sabores marinos.
En resumen, la cocina mediterránea nos enseña a valorar la materia prima, a respetar sus propiedades y a combinarlas con sencillez y maestría para crear platos saludables, sabrosos y llenos de la esencia del sol y el mar. Las técnicas de cocción, como el pescado a la sal o a la espalda, y la complejidad aromática de una paella de mariscos, son solo ejemplos de cómo esta tradición culinaria eleva los productos del mar a una categoría de excelencia.

Cocina Asiática: Precisión, Equilibrio y Aromas Exóticos del Mar
La cocina asiática es un vasto mosaico de tradiciones culinarias, cada una con sus propias técnicas, ingredientes y filosofías. Sin embargo, en lo que respecta a pescados y mariscos, muchas comparten un profundo respeto por la frescura del producto, una maestría en el corte y una habilidad para equilibrar sabores que van desde lo umami profundo hasta lo picante, lo ácido y lo dulce. Es una cocina que a menudo celebra la delicadeza intrínseca del marisco, pero también sabe transformarlo en platos robustos y aromáticos. Exploraremos dos de sus facetas más representativas: la pureza del pescado crudo en preparaciones como el sashimi y el nigiri, y la riqueza de un curry de pescado o mariscos.
La preparación de Sashimi y Nigiri representa la cumbre de la veneración por la frescura del pescado en la gastronomía japonesa. Estos platos no se tratan de una cocción elaborada, sino de una presentación impecable de la materia prima en su estado más puro, realzando su textura y sabor naturales. El sashimi consiste en rebanadas finas de pescado o marisco crudo, cuidadosamente cortadas con una precisión artística. La clave del sashimi radica en la calidad del pescado: debe ser de grado sashimi, lo que significa que ha sido capturado, manipulado y conservado bajo los más estrictos estándares de higiene y seguridad para su consumo en crudo. La elección del pescado es fundamental, siendo los más comunes el atún (maguro), el salmón (sake), la cola amarilla (hamachi) y el pargo (tai), entre otros. El corte del pescado es una habilidad maestra en sí misma; los chefs utilizan cuchillos extremadamente afilados (yanagiba) para realizar cortes limpios y precisos que respeten la fibra del músculo del pescado, lo que resulta en una textura sedosa en boca. El sashimi se sirve generalmente sin arroz, acompañado de wasabi, jengibre encurtido (gari) para limpiar el paladar y salsa de soja. Su consumo es una experiencia de aprecio por el sabor esencial del mar.
El nigiri, por otro lado, es una forma de sushi que combina la misma calidad de pescado crudo con una porción de arroz avinagrado. Cada pieza de nigiri se forma con una bola de arroz prensada a mano, sobre la cual se coloca una fina lámina de pescado o marisco. La relación entre el arroz y el pescado es crucial: el arroz debe estar ligeramente templado, sazonado con vinagre de arroz, azúcar y sal, y tener la textura adecuada para deshacerse suavemente en la boca. El pescado, cortado con la misma precisión que para el sashimi, se adhiere al arroz a menudo con una mínima cantidad de wasabi entre ambos para realzar el sabor. El arte del nigiri reside en la mano del chef, que debe formar la pieza con la presión justa: lo suficientemente firme para que no se desmorone, pero lo suficientemente suave para que el aireado del arroz se mantenga. Se come tradicionalmente con la mano y se sumerge ligeramente en salsa de soja, evitando que el arroz absorba demasiada salsa para no desequilibrar los sabores. Ambas preparaciones, sashimi y nigiri, son una oda a la frescura y la técnica, demostrando que la complejidad culinaria no siempre reside en la adición, sino en la pureza y la habilidad de la ejecución.
En marcado contraste con la delicadeza del pescado crudo, encontramos los ricos y aromáticos Curry de Pescado o Mariscos, un pilar de muchas cocinas del sudeste asiático, especialmente en países como Tailandia, Malasia, India y Sri Lanka. Estos curries son guisos fragantes y complejos que cocinan el pescado o los mariscos en una base de leche de coco cremosa, pasta de curry y una profusión de especias y hierbas aromáticas. A diferencia de las preparaciones japonesas, aquí el pescado no es el único protagonista en su estado puro, sino que se integra en una orquesta de sabores intensos y bien equilibrados.
La base de un buen curry es la pasta de curry, que puede ser roja, verde o amarilla, y varía en su nivel de picante y en los ingredientes aromáticos que contiene (chiles, hierba limón, galanga, cúrcuma, cilantro, comino, etc.). Esta pasta se sofríe brevemente para liberar sus aceites esenciales y aromas, creando una base fragante. Luego se añade la leche de coco, que aporta cremosidad y suaviza los sabores picantes, así como caldo o agua. Es común incorporar vegetales como bambú, berenjenas tailandesas, pimientos o judías verdes, que absorben los ricos sabores del curry.
El pescado o los mariscos se añaden al final de la cocción, ya que son ingredientes delicados que se cocinan rápidamente y pueden volverse gomosos o secos si se sobrecocinan. Se eligen pescados de carne firme que no se desmenucen fácilmente, como el mero, el bacalao, el pargo, o el atún. Los mariscos como los langostinos, calamares o mejillones también son adiciones fantásticas. El curry se sazona con salsa de pescado, zumo de lima y a veces azúcar de palma para equilibrar los sabores. El resultado es un plato exuberante, con capas de sabor que van desde el picante y ácido hasta el cremoso y umami, servido tradicionalmente con arroz jazmín para absorber cada gota de la salsa. Un curry de pescado o mariscos es la prueba de cómo la cocina asiática puede transformar productos del mar en algo profundamente reconfortante y lleno de carácter, utilizando una paleta de especias y aromas que transportan directamente a los mercados vibrantes y las cocinas hogareñas de Asia.
En síntesis, la cocina asiática nos ofrece un espectro fascinante en el tratamiento de pescados y mariscos: desde la austeridad sublime y la precisión del sashimi y nigiri, donde el producto habla por sí mismo, hasta la opulencia aromática y la complejidad de los curries, donde el marisco se fusiona en una sinfonía de sabores exóticos. Ambas facetas demuestran un dominio profundo de la materia prima y una capacidad única para crear experiencias culinarias memorables

Cocina Latinoamericana: Frescura, Acidez y Pasión por el Mar
La cocina latinoamericana, con su inmensa diversidad geográfica y cultural, ofrece una perspectiva única sobre el uso de pescados y mariscos. Desde las costas del Pacífico hasta el Caribe y el Atlántico, cada región aporta sus propios ingredientes y técnicas, pero todas comparten una pasión por la frescura, el uso audaz de la acidez (especialmente del limón o lima), el picante y una explosión de colores y sabores. Aquí, el pescado y el marisco son a menudo protagonistas de platos que celebran la inmediatez y la vitalidad.
El Ceviche Clásico es, sin duda, la joya de la corona de la cocina marina en muchas partes de Latinoamérica, particularmente en Perú, su país de origen. Más que una simple receta, el ceviche es una técnica de cocción sin calor, donde el pescado se "cocina" en el ácido de los cítricos, transformando su textura y blanqueando su carne. La clave de un ceviche excepcional reside en la frescura absoluta del pescado; debe ser de la más alta calidad, idealmente capturado el mismo día, ya que se consume crudo. Los pescados de carne blanca y firme, como la corvina, la tilapia, el lenguado o la perca, son los más adecuados.
El proceso de un ceviche clásico es aparentemente sencillo, pero cada paso es crucial. Primero, el pescado se corta en cubos uniformes de aproximadamente 1-2 centímetros, lo que permite que el ácido lo penetre de manera pareja. Luego, se añaden ingredientes aromáticos que son el alma del ceviche: cebolla roja finamente cortada en juliana, ají limo o rocoto (chiles peruanos) finamente picados para aportar un toque de picante y color, y cilantro fresco picado. La mezcla se marina generosamente con zumo de lima recién exprimido (la acidez del limón es lo que "cocina" el pescado) y una pizca de sal. La magia ocurre en el tiempo de marinado: debe ser lo suficientemente largo para que el pescado se "cocine" y adquiera una textura opaca y firme, pero no tan prolongado como para que se endurezca y pierda su jugosidad. Generalmente, unos 5 a 15 minutos son suficientes, dependiendo del grosor del pescado y la intensidad del cítrico.
El líquido resultante de la marinada, conocido como "leche de tigre", es tan venerado como el propio pescado. Es una explosión de sabor umami, picante y ácido, y a menudo se sirve aparte como un "shot" energizante. El ceviche tradicionalmente se sirve frío, acompañado de batata (camote) cocida para aportar un contraste dulce y harinoso, y choclo (maíz) desgranado o tostado, que añade textura. La combinación de la acidez del limón, el picante del ají, la dulzura del camote y la textura del maíz crea una sinfonía de sabores y sensaciones que son la esencia de la gastronomía peruana.
El Tiradito es el elegante primo del ceviche, también de origen peruano, que lleva el concepto de pescado crudo a un nivel de mayor delicadeza y sofisticación. A diferencia del ceviche, donde el pescado se corta en cubos, el tiradito se caracteriza por sus finas láminas de pescado crudo, cortadas con la precisión de un sashimi japonés. Esta técnica de corte, similar a la carpaccio, expone una mayor superficie del pescado al aderezo, permitiendo una absorción más rápida de los sabores y una experiencia en boca más suave y delicada.
Mientras que el ceviche mezcla el pescado con los demás ingredientes y se marina, el tiradito se adereza justo antes de servir, y las láminas de pescado se disponen elegantemente en el plato. La salsa para el tiradito, a menudo llamada "leche de tigre" de tiradito, tiende a ser más elaborada y creativa que la del ceviche clásico. Aunque la base sigue siendo el zumo de lima, se enriquece con otros ingredientes que le dan su carácter distintivo. Por ejemplo, es común encontrar tiraditos con salsas a base de ají amarillo (que aporta un dulzor y picor sutil sin ser invasivo), ají rocoto (para un rojo intenso y más picor), o incluso variantes con maracuyá, aceitunas botija, o especias como el jengibre. La cebolla roja y el cilantro suelen presentarse como guarnición o en la salsa, no mezclados directamente con el pescado para mantener la pureza de las láminas. El tiradito es una muestra de la influencia japonesa (Nikkei) en la cocina peruana, combinando la técnica de corte asiática con los vibrantes sabores latinoamericanos, resultando en un plato que es tanto una obra de arte visual como un deleite para el paladar.
En síntesis, la cocina latinoamericana celebra el pescado y los mariscos con una explosión de frescura y una audacia en el uso de la acidez y el picante. El ceviche, con su "cocción" en cítricos, y el tiradito, con sus elegantes láminas y salsas sofisticadas, son ejemplos perfectos de cómo la región ha transformado los productos del mar en íconos gastronómicos que deleitan los sentidos y reflejan la pasión y el color de su gente.

TRABAJO PRÁCTICO
A) Compara las filosofías de preparación del pescado crudo en la cocina japonesa (Sashimi y Nigiri) con las de la cocina peruana (Ceviche y Tiradito). ¿Cuáles son las similitudes clave en cuanto a la frescura del producto y la importancia del corte? Y, más importante, ¿qué diferencias fundamentales existen en las técnicas de "cocción" (o no cocción) y en los perfiles de sabor resultantes de cada tradición culinaria?
B) En un plato como el Curry de Pescado o Mariscos, la "vena" del sabor no es solo el ingrediente principal. Explica la importancia de la pasta de curry y la leche de coco en la creación de la base aromática y textural de estos platos asiáticos. Además, detalla por qué el momento de añadir el pescado o los mariscos es crucial para lograr la textura deseada en el curry, a diferencia de su tratamiento en otras preparaciones como el ceviche.